Mis estimados ha llegado el momento de tomar un descanso. Hacer una pausa para descansar y retomar las energías necesarias para continuar. En esta primera etapa hubo muchas, muchas cosas lindas pero también otras que todavía debemos seguir trabajando para mejorar, no como estudiantes, sino como personas. Me refiero, especialmente, a la forma en que nos comportamos en los encuentros virtuales sincrónicos, donde herimos los sentimientos de nuestros compañeros cuando los quitamos de la reunión o cuando los silenciamos. Más allá de ser actitudes que no corresponden ese es mi, nuestro lugar de trabajo, porque el aula, aunque sea virtual, sigue siendo el lugar de encuentro para que podamos crecer y aprender juntos. Como docente, siento que debo proveer un lugar seguro, cómodo y de respeto para mis alumnos. No puedo hacerlo sola, necesito del acompañamiento y compromiso de las familias, porque los valores y la educación la recibimos primero allí. Por eso los invito a hablarlo en familia (papás y niños) sobre estas conductas inapropiadas porque constituyen situaciones de "bullying social". Al respecto, les acerco parte de este artículo sobre lo que manifiesta el Papa, sobre este tremendo flagelo:El Papa Francisco pide a los jóvenes que "declaren la guerra al 'bullying'"
El Pontífice ha dicho que "en la farmacia no venden remedios contra el bullying" y todavía "los laboratorios no han encontrado la fórmula". Por ello, ha destacado la importancia del diálogo como solución. "La única manera es el compartir, el convivir, el dialogar, el escuchar al otro, tomarse tiempo para caminar juntos, tomarse tiempo porque es el tiempo que hace la relación", ha afirmado. "Cada uno de nosotros --ha añadido-- tiene algo que dar al otro. Cada uno de nosotros tiene algo bueno para dar al otro. Cada uno de nosotros necesita recibir algo bueno de los otros. El diálogo nos hace iguales, no en la identidad, somos identidades diferentes; nos hace iguales en el camino. Somos caminantes, iguales todos, todos caminamos".
Finalmente, piensen cuánto tiempo llevan caminando juntos, como compañeros, tal vez desde el jardín y como familias cuyos niños son compañeros. Yo tengo el placer de sumarme a este caminar juntos en el 4° grado (acompañándolos, si Dios así lo quiere, hasta el 1° año del secundario) y estoy convencida de esas sabias palabras que nos comparte el Santo Padre y por eso pido, a Santa María Rosa Molas, que se hagan carne en nosotros adultos para que podamos transmitirlas y dar testimonio con nuestras acciones y palabras a los más pequeños.
Les deseo a todos unas merecidas y reparadoras vacaciones.
Miss Aida